jueves, 2 de diciembre de 2010

Las Camper-van y vienen

Si bien habíamos reservado por internet la campervan “The Wanderer” con un asiento para bebé, no nos permitieron retirarla por no tener un tercer cinturón de seguridad para el asientito, asi que en ese mismo momento hubo que decidirse por otra camper. La compañía Backpacker no tenía nada disponible del tamaño que buscábamos con baño incluido, había que irse a algo más pequeño o mucho más grande. Empezaron a negociar con otras compañías a ver quién tenía una libre. Todo era distinto: equipamiento, valores, condiciones del seguro, además incomunicado de Agus que estaba en el hotel sin teléfono esperándome y haciendo el check out. Cuando por fin me consiguieron una casilla para 3, pero sin baño, en la compañía Britz (una de las más caras), resultó que el nuevo depósito para cubrir el seguro era mucho mayor y la tarjeta no lo habilitaba, por lo que tuve que sacar un seguro más amplio para que el depósito fuera posible. Mil horas y trámites para poner el sueño sobre ruedas.
Llegar a Auckland, combinando 2 autopistas y con el hemisferio de manejo cambiado, fue toda otra historia: no solo adaptarme en segundos a manejar del otro lado de la ruta sino además al volumen de una casilla rodante, sin copiloto, por un país con reglas diferentes y en otro idioma. Para terminar las complicaciones estaba Auckland, que si bien es una ciudad ordenada como pocas, tiene tantas reglas que estresan a cualquier “new comer”. Agus me esperaba con Kala hacía horas, y yo daba vueltas y vueltas sin poder estacionar en ningún lado. Me había ido del hotel a las 8am para regresar supuestamente un par de horas más tarde a buscarlas; volví finalmente a las 14h!
Como salimos más tarde de lo calculado y todos estábamos cansados: yo por haber tomado tantas decisiones juntas y ellas por haberme esperado 6 horas, metimos todo dentro de la camper como pudimos, sin organizar el equipaje, y en vez de pasear por los alrededores de Auckland, salimos directo para la península de Coromandel en busca de la paz del mar!
En Thames, pedimos información en Turismo y nos aprovisionamos de comida en un gran supermercado, el primero que encontramos en el viaje, para nuestra sorpresa. En Auckland no hay supermercados, solo uno en las afueras de la ciudad. Si querés comprar algo tenés que recurrir a los “convinience stores” que son mini-mercados con lo básico. Rarísimo para una ciudad de 1.3 millones de habitantes.
Unos kilómetros más al norte de Thames, en Te Puru, encontramos un camping muy lindo a orillas del mar donde pasamos la noche. Aprovechamos a organizar nuestras cosas dentro de la camper y a relajarnos después de un día agotador.

1 comentario:

  1. La suerte que tienen Uds. que saben que asi como hay cosas brillantes, hay "inconvenientes" en toda cosa nueva y desconocida que encuentran.
    Estoy segura que de a poco se van a ir soluciones estas cosas especiales que tiene NZy ojala que en todo momento tengan presente que hicieron un gran "esfuerzo" juntos y con todo amor y verán que en los próximos lugares a conocer se darán cuenta que estas próximas wxperiencias los llenaran de infinita alegría. Suerte, mucha suerte y los más satisfactoriop es verlos a los 3 tan bien. Besos mami

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